Comentario
No se produjeron cambios significativos en el arte de la guerra durante la segunda mitad del Seiscientos a pesar de las numerosas contiendas en las campañas expansionistas de Luis XIV.Las modificaciones en las organizaciones militar, naval y administrativa no influyeron decisivamente sobre las prácticas bélicas y la corrupción y arbitrariedades de la carrera castrense, el mal funcionamiento de la intendencia y sanidad, las deficiencias en el adiestramiento y disciplina, el arcaico armamento y la inercia en la estrategia estuvieron presentes en Europa. Sólo interesaban los objetivos políticos concretos y todos los esfuerzos se centraban en su obtención, sin que se prestara demasiada atención al modo de conseguirlos; por ejemplo, ante la rivalidad entre los Borbones y los Habsburgo, la Administración austríaca fue incapaz de agilizar los reclutamientos, aprovisionamientos o las recaudaciones destinadas al ejército. En el siglo XVIII podemos apreciar rasgos bastante definidos, mezcla de pervivencias, mutaciones y reformas, sobre todo por la creciente interrelación de las acciones bélicas y la actividad diplomática.